miércoles

E.M.T.C.

El piano que con su música me da calor y la estufa de carbón que con su trabajo, me da el sonido musical del chasquido. Escena rural, típica en mi mente; y un perro negro que agitado intenta, sin demasiada frotuna, alcanzar a una paloma, que le mira desde la altura.

Carne, siesta, dulce piar de un árbol lleno de vida. ¡Guitarras! ¡Ellos siguen vivos! Como hermanos mayores, perdidos en cualquier guerra de antaño vuelven a verse las caras, como si el tiempo no hubiera hecho en ellas, acoso, derribo y lacra. Se quieren, o al menos eso se interpreta, en el campito sagrado, noche tras noche, nieve, truene o llueva.

Vuelven a ser uno. Con más experiencia, mas decisión, mas humanos, adultos, acorazonados. Y lo mejor es lo siguiente: a ninguno le cuesta confiar en el otro, y como tres, tres saben el secreto. El secreto de la amistad inmortal. Bienvenidos chicos.